CONCIERTO
Álvaro Octavio Díaz (flauta)
12
OCT
2019
Álvaro Octavio Díaz (flauta)
12 OCT 2019
PROGRAMA
Georg Philipp Telemann (1681-1767)
Fantasía n.º 1, TWV 40:2
Sigfrid Karg-Elert (1877-1933)
Sonata Appassionata, op. 140
Georg Philipp Telemann
Fantasía n.º 2, TWV 40:3
Pierre-Octave Ferroud (1900-1936)
Trois pièces pour flûte
I. Bergère captive
II. Jade
III. Toan-Yan: La fête du double cinq
Georg Philipp Telemann
Fantasía n.º 3, TWV 40:4
Cristóbal Halffter (1930)
Debla
Georg Philipp Telemann
Fantasía n.º 4, TWV 40:5
Kazuo Fukushima (1930)
Mei
Georg Philipp Telemann
Fantasía n.º 6, TWV 40:7
Claude Debussy (1862-1918)
Syrinx
NOTAS AL PROGRAMA
Georg Philipp Telemann fue, sin duda, uno de los grandes maestros del Barroco alemán. Coetáneo, amigo y hasta compadre de Johann Sebastian Bach, Telemann no fue considerado en su tiempo músico de nivel inferior al de Bach y sí, en cambio, era visto como más «avanzado», menos conservador. En fin, el tiempo suele poner a cada uno en su sitio, pero es cierto que el interés por Telemann se mantiene en nuestros días y se interpretan con frecuencia bastantes obras de su oceánico catálogo. Por ejemplo, sus 12 fantasías para flauta sola, una colección que compuso en Hamburgo entre 1732 y 1733 y que inmediatamente se editó en Ámsterdam. Estas Fantasías para flauta (que también interpretan los oboístas) muestran a un compositor de técnica impecable y un conocimiento tan hondo del contrapunto que le lleva a escribir fugas o pasajes fugados para un instrumento monofónico como es la flauta.
En las cinco Fantasías de Telemann que se interpretan hoy aquí, intercaladas entre otras tantas piezas del siglo xx, tenemos varias pruebas de tal exhibición de oficio compositivo. Por lo demás, estas Fantasías, aunque son piezas breves, asumen en su seno pequeños movimientos distintos, entre los que hay evocaciones de danzas del Barroco, como la giga o la zarabanda. En definitiva, algunas de estas Fantasías de Telemann pueden verse como minúsculas suites.
El compositor alemán Sigfrid Karg-Elert se formó en Leipzig y en esta ciudad desarrolló su carrera. A partir de 1919, fue profesor de Composición en el Conservatorio de Leipzig. Compuso abundantemente para piano, armonio y órgano. En 1932 hizo una gira de conciertos como organista por Estados Unidos y murió poco después de su regreso, a los cincuenta y cinco años de edad. Sus principales referencias fueron Grieg y Reger, si bien se interesó por las novedades armónicas que aportaron Scriabin, Debussy y hasta el primer Schönberg. Entre su música instrumental hay obras que revelan su juvenil dedicación a tocar diversos instrumentos de viento. Así, compuso para clarinete, saxofón y, sobre todo, para flauta: los 30 caprichos para flauta sola que escribió para un intérprete amigo, la Sonata, op. 121 para flauta y piano, o la Sonata Appassionata en fa sostenido menor, op. 140 para flauta sola, que vamos a escuchar en este recital y que goza de cierta presencia en los programas. La obra data de 1917, es breve, de concepción intensamente romántica y se desarrolla en un solo trazo, aunque su curso presenta secciones contrastantes.
En un trágico accidente de carretera, en la ciudad húngara de Debrecen murió decapitado el músico francés Pierre- Octave Ferroud, truncándose así una prometedora carrera. Su amigo y admirador Francis Poulenc quedó muy impresionado por aquella noticia que vino a remover su sentimiento religioso: en este estado de ánimo compondría sus Letanías a la Virgen Negra. Ferroud había tenido como profesores a Guy Ropartz y a Florent Schmitt: sobre este escribió un libro biográfico. Las deliciosas Tres piezas para flauta sola de Pierre-Octave Ferroud datan de 1921-22. La primera se titula Bergère captive (Pastora cautiva) y presenta un trazo melismático que remite con fuerza a Debussy: al Fauno y a Syrinx. La segunda pieza (Jade) es de curso ligero y vivo, y de color orientalizante. Y la tercera se refiere expresamente a la cultura china: se titula Toan-Yan y se refiere a la fiesta del doble cinco, también llamada fiesta del barco del dragón. Su curso es flexible (está indicado en la partitura Lento y como improvisando) y en él se suceden pequeñas secciones de dinámica y métrica muy variadas.
Debla, de nuestro Cristóbal Halffter, es una pieza para flauta sola fechada en 1980. Le fue pedida a Halffter por el compositor alemán Hans Werner Henze, promotor y director del célebre Cantiere de Montepulciano, y en la bella ciudad de la Toscana italiana la estrenó, en el mes de agosto de aquel año, la flautista María Halffter Caro, hija del autor. Debla en el lenguaje caló significa diosa. La debla es un palo del cante jondo, de la familia de las tonás, próxima en fondo y forma al martinete. En todo caso, un canto melismático, solitario, introvertido
y de expresión doliente, o sea, verdaderamente jondo. La pieza se sitúa entre los intentos más bellos y logrados de aproximarse a las claves del flamenco y el cante jondo desde un lenguaje
musical bien distinto y propio. Y ha habido muchos, desde la Fantasía bética de Falla hasta obras de Mauricio Sotelo, pasando por Guinjoan, Guerrero… La Debla de Cristóbal Halffter, por otra parte, exige un virtuosismo que la convierte en auténtica piedra de toque para cualquier flautista.
El compositor japonés Kazuo Fukushima, formado como autodidacta, se unió en 1953 al grupo que habían formado Takemitsu y Yuasa. En los primeros años sesenta, Fukushima viajó
por Europa (Darmstadt, Cambridge…) y, a su regreso a Japón, alcanzó una cátedra en la academia de música de la universidad privada Ueno Gakuen de Tokio. La flauta es acaso el instrumento predilecto de este compositor que relaciona a la flauta con el shakuhachi, la tradicional flauta dulce japonesa, y le sirve de vehículo idóneo para relacionar las tradiciones japonesas del gagaku y del teatro noh con la música occidental moderna. Tal sucede en Mei, pieza escrita en 1962 durante la estancia de Fukushima en Darmstadt, donde conoció a Boulez, Maderna, Nono, Stockhausen… y a intérpretes como el flautista Severino Gazzelloni, para quien escribió esta obra que finalmente sería dedicada por el compositor a la memoria de Wolfgang Steinecke, el fundador y director de los cursos de Darmstadt, que había muerto en diciembre de 1961.
En 1913, esto es, inmediatamente después del sonado estreno del Preludio a la siesta de un fauno en la versión danzable, coreografiada y bailada por Nijinsky, Claude Debussy compuso una pieza para flauta sola que, por supuesto, está íntimamente relacionada con los solos de flauta del Fauno. Se trata de Syrinx, escrita como ilustración sonora para un momento de la representación de Psyché, obra teatral de Gabriel Mourey. El flautista Louis Fleury fue su primer intérprete. La pieza es tan breve como bella y jugosa: el dios Pan, en su último trance, toca su flauta —la siringa— con sensualidad y abandono, trazando volutas y arabescos que relacionan el arte sonoro de Debussy con el impresionismo, con el simbolismo, con
el art nouveau…
José Luis García del Busto