Mantener la distancia entre músicos, el gran reto al que se enfrentan las orquestas para volver a los escenarios
Respetar una distancia mínima de uno o dos metros entre cada uno de los músicos que componen una orquesta es, al mismo tiempo, la principal medida para poder efectuar actuaciones seguras y el mayor reto al que se enfrentan las formaciones. No hay ningún espacio que permita esos parámetros de separación en orquestas de en torno a cien componentes. Menos aún en los fosos, que caracterizan a muchos de los teatros sinfónicos y de ópera de todo el mundo. Esta es la principal conclusión a la que se llegó en la segunda jornada de “(Re)establecer los escenarios: Orquestas y Auditorios en un mundo Post-Covid”, la serie de seminarios online que la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, junto con The Global Leaders Program y la colaboración de la Fundación BBVA, están llevando a cabo para tratar de despejar incógnitas sobre el futuro del sector.
18 mayo, 2020
Tras la primera sesión de esta serie de seminarios, el tema que han debatido los diferentes especialistas de diversos países que han participado en el segundo encuentro virtual ha sido la “Protección de las audiencias y los artistas: salud pública”. La música sinfónica, especialmente en directo, aún tiene más dudas que certezas sobre cómo podrá volver a una cierta actividad cuando se relajen las medidas de control sanitario que han llevado al confinamiento a una gran mayoría de regiones por todo el mundo por la pandemia de COVID-19.
La primera intervención, a cargo de Anna Krivelyova, directora de Salud Pública en la consultora ICF, ha servido de repaso a la situación general, para tratar de discernir entre hechos y ficciones. Esta economista especializada en salud pública ha recordado que hay una gran cantidad de información que hay que ser capaces de discriminar: “alguna es interesante, pero otra mucha confunde más de lo que aporta. Hay, en ocasiones, información contradictoria que resulta en consejos y recomendaciones contrarias”, por lo que, ha recomendado, es fundamental recurrir a fuentes oficiales y fiables. Krivelyova ha repasado las principales características de transmisión del virus y ha remarcado que “desafortunadamente para el sector de la música, la transmisión se ve especialmente favorecida en eventos multitudinarios y, por ello, estos, cuando regresen, lo harán muy impactados por restricciones y medidas especiales”.
La consultora ha repasado aspectos técnicos como la cantidad de gotículas que se esparcen con una tos o con un estornudo frente a las que se lanzan con un soplido, más propio de la mecánica implicada en la práctica de los instrumentos de viento: “al expirar, la velocidad es mucho menor -que al toser o estornudar- y las gotas son más pesadas, por lo que caen más rápido al suelo”. Aún así, ha recomendado a las orquestas y asociaciones de cada país que realicen estudios y mediciones para tener más certezas sobre qué cantidad de partículas se queda en el instrumento, cuáles son esparcidas a exterior y a qué distancia pueden llegar a impactar.
Para recabar una perspectiva propia del viejo continente, la sesión ha continuado con el testimonio de Anita Debaere, directora de PEARLE (Performing Arts Employers Association League Europe), la federación europea de asociaciones de música y actuaciones en directo: “Somos más de diez mil instituciones asociadas por toda Europa, por lo que conseguir una visión agregada no es tarea fácil”, ha remarcado. A pesar de que ha habido algunas medidas de ámbito comunitario, con indicaciones generales al sector de la cultura, Debaere recuerda que “cada país tiene sus propias normas, tanto en cultura como en sanidad”.
Es fundamental mantener una visión general del problema
Desde la federación tratan, aún así, de orientar a todos sus asociados: “Cuando nos planteamos cómo podemos ayudar a nuestras orquestas en sus ensayos o incluso en recuperar sus actuaciones en directo, a veces hay tantos detalles a los que prestar atención que perdemos la perspectiva de ‘foto completa’”. Por tanto, asegura Debaere, es importante mantener siempre una visión general para tratar de dar mensajes comprensibles y útiles tanto a las audiencias como a los públicos: “necesitamos tener como principal objetivo siempre, como gestores y como ciudadanos, luchar contra la difusión del virus, y esto lo debemos hacer con medidas tanto grupales como individuales”. Recomienda utilizar mucho el sentido común, hacer un plan de prevención y asesoría de riesgos, fijarse en otros sectores que hayan ido relajando sus restricciones como la industria, o el pequeño comercio, asegurarse de que se mantiene la distancia física mínima y observar las medidas de protección individual.
Respecto a medidas específicas para los conciertos con público, cuando se retomen, destaca la importancia de “regular el tráfico”, es decir, garantizar que la entrada y salida de los públicos se realiza de un modo ordenado y con la menor interacción posible entre personas y organizar a los individuos en ‘burbujas’ que espacien sus movimientos.
El caso específico de Singapur lo ha aportado Ernest Khoo, subdirector de Operaciones en el Singapore Symphony Group, del que depende la orquesta sinfónica. Aunque desde enero el país registró casos de coronavirus, no tuvo un cierre total y la formación pudo realizar una grabación en directo el día 27 de marzo.
Lo que hicieron, destaca Khoo, fue “actuar con una orquesta de cuerda más pequeña, sin audiencia, por supuesto y con los músicos separados por un metro”. Fueron importantes los controles de temperatura con termómetros y destaca que en esa ocasión los intérpretes no tuvieron que llevar máscara. Si pudieran actuar ahora mismo, la situación, cree, sería diferente.
¿Puede llevar mascarilla la sección de viento?
El gobierno de Singapur ha establecido una desescalada para ciertos negocios, pero con restricciones, entre ellas que tanto profesionales como clientes deben llevar máscara protectora. Para Khoo esto supone un dilema en las orquestas, para los intérpretes de viento-metal “¿Cómo van a llevarlas?” se pregunta. Desde luego no pueden tocar su instrumento con una máscara puesta. Tal vez, considera como hipótesis, tengan que llevarla tanto antes como después, pero para la actuación se la puedan quitar.
Para Khoo, el gobierno de su país aún no ha despejado certezas en muchos aspectos: creen que tendrán que reducir el tamaño de las orquestas, además del de las audiencias, y tomar la temperatura a los asistentes, pero duda de en qué forma tendrán que llevar a cabo estas restricciones. Distancias de al menos un metro y medio entre músicos, stands individuales o mamparas protectoras, son algunas de las posibles medidas que valoran para su regreso a los escenarios.
La perspectiva española la ha dado la presidenta de AEOS, Ana Mateo, que es también directora de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. “Estamos trabajando -asegura- con el gobierno español para tratar de crear un protocolo nacional que se ejecute en todas las regiones”. Mateo ha explicado que en España hay cuatro fases por las que todos los territorios tiene que pasar para salir del confinamiento y que el pasado nueve de mayo se publicó una orden en la que se anuncian algunas medidas específicas para el sector de la cultura.
“Se regula la apertura de eventos públicos culturales”, ha señalado, “con medidas como la venta de la entradas online, evitando las entradas impresas, desinfección y limpieza antes del uso de cada una de las salas, y mantener la distancia social como la medida principal”. Cuando esta no es posible, como en el caso de actores, actrices, bailarines o músicos, “se deben diseñar medidas específicas para cada paso particular siguiendo las medidas de las autoridades públicas”, ha incidido Mateo. Una indicación que considera poco precisa, “tampoco está claro si hay que hacer tests para saber que todo el mundo en la escena está sano”. En este caso, considera Mateo que hay dos cuestiones problemáticas, una relacionada con quién tendría que hacer esas pruebas. La otra, sobre la privacidad de los datos obtenidos.
Las partituras, ¿un elemento de contagio?
Finalmente, la presidenta de las orquestas españolas considera que la limpieza de los instrumentos no debería ser un problema, “pues para los músicos es una especie de obsesión el tener sus instrumentos siempre limpios y a punto”. Otra cuestión es la relativa a las partituras, ya que el papel es el material que más favorece la transmisión. “Estamos luchando contra la difusión del virus”, ha concluido, “y es una tarea de todos los días y a todas las horas”.
En Chile el virus ha llegado más tarde y se enfrentan ahora al mayor crecimiento en el número de infectados. Así lo ha aseverado la gestora cultural Veronique Mondini. El cierre total en la capital, Santiago de Chile, llegó el 15 de mayo y se enfrentan a un posible colapso del sistema sanitario nacional. “Nos enfrentamos a una doble crisis”, asegura Mondini, “toda actividad cultural se ha cerrado desde mediados de marzo y no tienen perspectivas de apertura, pero eso se suma una situación social y política muy compleja, en la que desde octubre de 2019 ya había entrado en crisis en el sector de la música en vivo, con todas las actuaciones paradas y con una vuelta paulatina a la actividad desde diciembre”.
La tendencia general, según Mondini que hasta hace pocos meses fue responsable de Proyectos Artísticos del Teatro del Lago, uno de los más importantes del país, “es seguir cómo se está afrontando la crisis en Europa y en cómo desarrollan las medidas y como las implementan, también en cuanto a las sesiones musicales”.
El teatro municipal de Santiago, su principal teatro de la ópera, está ya trabajando en medidas concretas para volver a la actividad: construir escudos de plexiglás o estructuras para la orquestas, además de mantener la distancia de seguridad entre músicos y con la audiencia, acortar las sesiones…
Pero Mondini augura un futuro bastante complicado: el mayor problema, en general, es que los teatros sean capaces de reabrir si continúa por mucho tiempo la parálisis de la actividad. Las medidas de desinfección también son un reto. Los teatros no tienen equipos técnicos grandes y tendrán grandes dificultades para afrontar los costes que este tipo de medidas pueden tener. “La pandemia en Chile ha impactado de lleno al sector cultural -ha destacado- y es muy posible que muchas salas y teatros tengan que cerrar en los dos próximos años. Será la extinción de parte de nuestra red cultural”.
El reto de conseguir que el público vuelva a sentirse seguro
La sesión la ha cerrado Nickolai Talanin, doctor en medicina e investigador. Considera que el principal obstáculo para que las audiencias vuelvan a llenar las salas de conciertos es que la gente se vuelva a sentir segura. Algo que, ha afirmado, sucederá cuando se den las condiciones necesarias en tres planos:
1.- El factor gubernamental: qué permite exactamente el gobierno de esta parte del mundo, cuánta gente puede congregarse, cuánta gente puede salir de su casa en grupo… “Es un factor determinante en el comportamiento público”. Y, ¿en qué basan esas medidas? En factores políticos y económicos. Distintos países hacen diferentes aproximaciones y maneras de afrontar la situación, ha remarcado: “desde Brasil, que prácticamente no ha dado hasta hace muy poco recomendaciones a sus ciudadanos, a planteamientos como el de Corea del Sur, que monitoriza a sus ciudadanos y contuvo la infección de modo muy exitoso, a otros intermedios como el de Suecia”.
2.- El factor médico. ¿Tenemos un remedio, una vacuna o hay medicamentos que lo curen? “Hay cientos de posibles vacunas, ha destacado el doctor Talanin, varias compañías farmacéuticas ya han anunciado estar en el camino de conseguir una vacuna eficaz. ¿Cuándo? No lo sabemos. Pero llegará.
3.- El factor psicológico. El miedo, ha destacado el galeno, es libre y es un factor muy importante a tener en cuenta: “la gente es libre de acudir a las toneladas de teorías conspirativas que hay en Internet”.
Cuando estas tres dimensiones permitan la seguridad del público, este volverá , según Talanin. Lo que parece claro, tras esta segunda jornada de debate y reflexión en torno a las orquestas sinfónicas, es que aún quedan muchos interrogantes. Entre ellos, cuáles son los nuevos formatos a los que el sector tendrá que adaptarse. Precisamente, el tema sobre el que versará la próxima sesión de (Re)establecer los escenarios, para la que pueden registrarse en este enlace.