Construir nuevas narrativas ancladas en valores para reforzar el papel de las orquestas en el mundo post-Covid
Las narrativas que las propias orquestas construyen tienen el poder de transformar las sociedades a través de valores que son, además, un vehículo esencial para conectar con las sociedades en las que operan y con los patrocinadores que las apoyan. Esta es una de las ideas centrales que han puesto de relieve los ponentes de la mesa redonda “Impacto global económico: presente y futuro”, con la que han comenzado las VI Jornadas AEOS-Fundación BBVA.
10 noviembre, 2021
“Es importante fijarse en las narrativas que han surgido durante la pandemia porque las orquestas podemos forjar el futuro a través de las historias que contamos”, ha explicado Nico Daswani, quien en los últimos nueve años ha trabajado como director de Arte y Cultura en el Foro Económico Mundial
Daswani ha relatado cómo cuando llegó a esta institución en 2012, “se celebraba, cada año, un concierto la víspera del arranque de la conferencia con un claro interés en animar y promover el espíritu de colaboración entre los participantes. Pronto comencé a añadir otros eventos de música con un corte menos tradicional y, sobre todo, un concierto de cierre protagonizado por comunidades infrarrepresentadas, que incorporasen elementos poco habituales -como la inteligencia artificial- o con orquestas y ensembles que impulsaran la diversidad racial y étnica. Asumimos riesgos creativos porque la música es algo más que relajar: podemos proyectar una nueva normalidad de inclusión y diversidad, podemos crear una nueva narrativa”.
Uno de los hitos de este proceso se alcanzó en 2017, cuando “el concierto de clausura fue interpretado por Zohra, la primera orquesta afgana compuesta exclusivamente por mujeres, que inició allí su primera gira internacional. Los líderes mundiales tuvieron ocasión de ver otra cara del valor y percatarse de manera especial de lo que son capaces las mujeres. Fue la noticia más difundida de Davos en 2017, por encima incluso de que China participara por primera vez en el foro. Aquellas mujeres fueron recibidas como campeonas olímpicas a su vuelta, muchas pudieron desarrollar una carrera personal y profesional, y no pocos de los líderes que allí estaban les han ayudado a reubicarse cuando los talibanes han tomado el poder”.
Las limitaciones a la movilidad impuestas por la pandemia plantearon no solo un reto a los conciertos en Davos, sino una oportunidad que llevó a Daswani y a la directora Marin Alsop a preguntarse “¿qué podemos hacer ahora que no se podía hacer antes”? Así nació ‘See Me: A Global Concert’. Se trata de un concierto simultáneo grabado entre agosto y octubre de 2020 en nueve localizaciones diferentes con orquestas y coros de Afganistán, Austria, Brasil, China, Italia, Sudáfrica y Estados Unidos. El estreno se llevó a cabo de forma ‘online’ en la siguiente edición de esta cita internacional “y fue seguido por más de 200.000 personas. Lo hicimos sorteando todo tipo de dificultades: desde normas de confinamiento cambiantes hasta la incertidumbre sobre si tendríamos patrocinador. Pero todos los problemas se resolvieron y el resultado es una historia de innovación, de cómo logramos convertir un problema en una oportunidad y plasmar un esfuerzo verdaderamente internacional por mostrar que la inclusión es posible”.
Valores compartidos, una conexión necesaria
Pilar Cárdenas, directora para Europa del Advisory Board for the Arts (ABA), detalló el estudio que esta institución ha realizado sobre mecenazgo en las orquestas y que incluye desde colaboradores individuales -como los que forman parte de una asociación de amigos de un museo, teatro u orquesta- hasta grandes instituciones de siete países diferentes. La conclusión global para Cárdenas es clara: “Solo si las instituciones se posicionan como agentes relevantes para su comunidad podrán sobrevivir a largo plazo”.
El estudio revela cómo el apoyo a las organizaciones artísticas “es más amplio, más duradero y con un compromiso económico mayor entre lo que denominamos los mecenas comunitarios, es decir, quienes se mueven por el impacto de la orquesta en la comunidad y sienten que con ese respaldo forman parte de ella”.
Esto obliga a las entidades culturales a “pensar quiénes son, cómo se posicionan y cuál es su misión. Cómo se posicionan, porque si sus valores son la sostenibilidad o lo local atraerán a quienes apuesten por estos aspectos. Y su misión porque los distintos agentes involucrados en la vida cultural quieren formar parte de algo más grande. Este extremo es particularmente sensible para la audiencia de entre 25 y 40 años, una de las más codiciadas por las orquestas. Por eso, desde ABA propugnamos la estrategia de valores compartidos: tienes que conocer los valores de los distintos agentes con los que confluye tu organización -público, administraciones, patrocinadores privados de distinta envergadura- para asumirlos y atraer así a más personas”.
“Hay una tendencia a ver la cultura como algo no esencial en tiempos de crisis”, recordó Tomáš Sedláček, estratega jefe de Macroeconomía en el banco checo CSOB, en su conferencia inaugural. “Pero conviene recordar que cuando a Winston Churchill le presentaron unos presupuestos que, centrados en el esfuerzo bélico, habían mermado o suprimido las partidas dedicadas a educación y cultura, repuso: ‘Pero si no es por la libertad y la cultura, ¿para qué luchamos?”.