Orquesta

Las orquestas sinfónicas celebrarán su encuentro bienal el 10 y 11 de noviembre en la sede de la Fundación BBVA

Las Jornadas AEOS-Fundación BBVA analizan el nuevo escenario de la música sinfónica tras la pandemia

Las Jornadas AEOS-Fundación BBVA son el foro en el que las orquestas españolas se reúnen, cada dos años, para analizar el estado de situación y analizar las tendencias más recientes de la mano de expertos internacionales. Su sexta edición, prevista en 2020 y aplazada por la pandemia, se celebrará finalmente los próximos 10 y 11 de noviembre bajo el título “Avanti. Un futuro lleno de música”.

8 noviembre, 2021

Las sesiones dedicarán un espacio al impacto económico global de la pandemia sobre las orquestas, empezando por la conferencia inaugural -“Filosofía de la economía y el arte”- en la que Tomáš Sedláček, estratega jefe de Macroeconomía en el banco checo CSOB, abordará preguntas como “¿cuál es el valor del arte?, ¿cuáles son las dinámicas entre arte, valor y economía?, ¿puede el arte llevarnos hacia el futuro?”. Su objetivo, adelanta, es “trazar una breve historia del arte y la economía que llegue hasta la pandemia de Covid-19, y tratar de vislumbrar el futuro”. A la conferencia seguirá una mesa redonda que abundará asimismo en el impacto económico de esta crisis sanitaria, con las intervenciones de Nico Daswani, quien hasta hace solo unos meses, y durante nueve años, ha sido director de Arte y Cultura en el World Economic Forum, y Pilar Cárdenas, directora para Europa del Advisory Board for the Arts.

Ana Mateo, presidenta de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS), destaca que “España es un país privilegiado en el entorno europeo, pues en términos generales las orquestas lograron salvar la temporada. Primero, a través de la adopción de todo tipo de fórmulas para reconducir su actividad, sobre todo a través de plataformas digitales; y luego, mediante una reapertura comparativamente temprana de los teatros y auditorios, sin brotes que lamentar. El público ha vuelto paulatinamente y ha respondido con extraordinaria paciencia a las diversas medidas de seguridad: desde la toma de temperatura a no poderse sentar, al principio, junto a su acompañante. Ahora tenemos aforos normalizados, si bien en algunas comunidades autónomas aún no están al 100% porque cada cual impone el ritmo que considera más adecuado”.

Del inicio de la pandemia, cuando el confinamiento domiciliario y la suspensión de la actividad no esencial obligaron a cancelar la actividad presencial programada, Mateo destaca “la capacidad de los músicos para adaptarse a nuevas modalidades de trabajo y la flexibilidad del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música para conseguir que se pudieran acoger a los expedientes temporales de regulación de empleo intérpretes y técnicos que, por las características de su trabajo y de sus contratos, no reunían las condiciones generales de cotización”.

Volviendo a tomar altura: el impacto de los valores

La suspensión de la actividad concertística impuesta por la pandemia puso en una difícil tesitura los patrocinios, pero la sensación de vulnerabilidad que afloró con la COVID-19 realzó, al mismo tiempo, el papel de la música en tiempos de crisis. Tal vez contra todo pronóstico, este fenómeno puede impulsar una relación nueva y más estrecha entre orquestas y patrocinadores.

Así lo explica Pilar Cárdenas, directora sénior para Europa de Advisory Board for the Arts (ABA), una organización global de la que forman parte instituciones artísticas de todo tipo y que provee a sus miembros de servicios de investigación, consultoría y ‘networking’. “La crisis de la Covid-19 ha provocado una revisión radical del propósito de las instituciones culturales y su relevancia en la sociedad”, apunta Cárdenas, quien apoya esta afirmación en un amplio estudio que Advisory Board for the Arts dio a conocer el pasado verano bajo el título Mecenazgo: Redefiniendo la Propuesta de Valor. La investigación se nutre de una encuesta realizada a más de 5.000 mecenas en 47 instituciones de siete países y condensa la información obtenida a través de 40 entrevistas en profundidad a directores de desarrollo, CEOs, patrocinadores, fundaciones y académicos.

Los resultados trazan una línea que va desde cada actividad concreta a su impacto y de este a los valores. “Los datos nos dicen que un 31% de los mecenas colabora con la institución a la que dona por su capacidad de generar impacto en la comunidad, algo que después de la crisis se ha puesto de manifiesto de manera urgente. El estudio demuestra que en este grupo figuran los que más colaboran, los más propensos a aumentar su implicación y los menos interesados en los beneficios”, detalla Cárdenas. Y añade: “Los resultados del estudio de ABA ofrecen como solución para mantener y aumentar la relevancia de las organizaciones artísticas en el contexto actual la estrategia de los valores compartidos. Más allá de los conciertos, la audiencia (y los otros actores implicados: patrocinadores, gobiernos y la comunidad donde estamos insertos) conecta con nosotros por valores que traspasan y superan el arte en sí mismo”.

Este aspecto quedó asimismo patente en otro estudio de ABA –Coming Back Stronger– realizado entre enero y septiembre de 2020, es decir, coincidiendo con el periodo más crudo de la pandemia. “Los datos revelan que al comunicarnos con nuestra audiencia a través de lo que nos une a ella (más allá del arte) somos capaces de conectar de un modo más sólido y llegar a un espectro de personas mucho más amplio, con independencia de su género, poder adquisitivo o educación artística. Coming Back Stronger demuestra que solo un 33% de nuestra audiencia está interesada en lo que ocurre en el escenario mientras que el otro 66% asiste a conciertos por otros motivos”.

¿Menos giras para cuidar del medio ambiente?

El impacto económico de la pandemia y la progresiva concienciación sobre el cambio climático suscitan nuevas preguntas: una de ellas es hasta qué punto y en qué casos el planeta puede permitirse la huella de carbono que genera el traslado de grandes orquestas para interpretar conciertos fuera de su sede habitual. Tim Davy, responsable de Giras y Proyectos en la London Symphony Orchestra, adelanta que en su intervención explorará “la importancia de los modelos híbridos digital-presencial, las colaboraciones en profundidad y las residencias, y cómo la orquesta no necesita ser únicamente lo que ves en el escenario de un auditorio. También abordaré los pasos que estamos dando hacia un modelo más sostenible de giras -tanto para el medio ambiente como para el personal- y los retos que afrontamos tras el Brexit”.

Para Llorenç Caballero, director general de la promotora de conciertos Ibermúsica, “las visitas de orquestas internacionales para hacer un solo concierto tenderán a desaparecer, dada la concienciación de la orquestas y sus músicos en cuestiones sobre el medio ambiente”. En lo que se refiere a giras de orquestas internacionales considera que “ahora, más que nunca, la colaboración entre promotores públicos y privados será imprescindible” y destaca que, en un entorno de restricciones, España es “el mejor país de Europa en cuanto a auditorios y salas de conciertos. Si a esto le sumamos nuestra gran gastronomía, sin duda partimos con ventaja”.

Consumo digital: la tendencia se consolida tras la pandemia

Las plataformas digitales se convirtieron en un canal de comunicación entre músicos y público que, aunque no estrictamente nuevo, adquirió una importancia sin precedentes y mostró algunas potencialidades específicas pendientes de desarrollos futuros. Para Ana Mateo, presidenta de AEOS, “nada puede compararse al disfrute de la música de forma presencial en directo, pero las fórmulas ‘online’ han venido para quedarse”.

¿Cómo diseñarlas, entonces, y cuál será el modelo que llegue mejor al público y, simultáneamente, garantice su sostenibilidad económica?  Søren Mikael Rasmussen, director de Rasmussen Nordic, una agencia de consultoría cultural con sede en Copenhague, presentará los resultados de un estudio piloto que acaban de concluir para DEOO, la asociación danesa de orquestas. En este ensayo -que forma parte de un proyecto más amplio- han desarrollado, a lo largo de nueve meses, formatos digitales a partir de conciertos grabados con ensembles y orquestas sinfónicas del país para después integrarlos “en una plataforma tipo Netflix, a la que tuvieron acceso, durante tres semanas, 50 personas. A continuación organizamos grupos focales y una encuesta”, relata Rasmussen. “Los primeros resultados nos indican que es posible construir una plataforma en las que las orquestas trabajen juntas, porque la audiencia ya es digital: busca, encuentra y consume música y conciertos -ya sea en vídeo o en audio- en todo tipo de sitios. Además, el uso de contenido clásico en el entorno digital es muy distinto del que se busca en un auditorio: para algunos lo digital resulta más relajante, menos formal y les encanta jugar con el contenido. También hemos descubierto que los formatos ‘online’ contribuyen a que la gente descubra un tipo de música -la música clásica- que normalmente no escucharía o vería. Por último, el contenido ‘online’ es considerado valioso por la gente más joven: un público que ya está preparado para pagar por él”.

Del valor social de la música a la experiencia española

Las jornadas se completarán con una mesa dedicada a “Educación, diversidad y transformación”, en la que expondrán su experiencia profesionales con una amplia trayectoria en el impacto de la música en comunidades menos favorecidas. Deborah Parker, por ejemplo, lidera Music and Resilience, un proyecto que se ha volcado con la comunidad palestina refugiada -desde 1948- en Libia y que ha contribuido no solo al aprendizaje de la música y el beneficio que esto comporta para las personas, sino a que los refugiados palestinos jóvenes “encuentren su voz en el escenario mundial”, señala Parker. También explicará cómo han puesto en marcha, gracias a fondos de la Unión Europea, el proyecto MARS (Music and Resilience Support), una centro online con recursos de formación gratuitos para educadores que quieran trabajar con comunidades marginadas en cualquier lugar del mundo.

Juan Guillermo Ocampo relatará su experiencia en la creación del programa Red de Escuelas de Música de Medellín y del primer Programa de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de Medellín, “en la época más violenta y difícil de su historia”. También intervendrá Andrea Berbegal, de Brass for Africa, organización creada hace diez años y que hoy trabaja con más de mil niños en Uganda, Liberia y Ruanda.

La mesa final de las jornadas se desarrollará bajo el título de “El momento de decidir. ¿Por qué España pudo volver rápidamente a los conciertos en vivo?” y contará con la participación de Valentina Granados, directora del Festival Internacional Santander; Oriol Roch Izard, director general de Euskadiko Orkestra; y con Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.