Philip Glass (1937)*
Dúos del Doble concierto para violín y violonchelo (selección) (7 min)

1. Dúo n.º 1
2. Dúo n.º 2
3. Dúo n.º 3

Alberto Carretero (1985)
Étude de velocité  (12 min)

Pasquale Corrado (1979)
Ozone (10 min)

Sofia Gubaidulina (1931-2025)*
Trio de cuerdas (23 min)

1. 𝅘𝅥 = 80
2.
3. 𝅗𝅥⋅ = 72

Gregory Vajda (1973)
From Left to Right REMIX** (12 min)

Fabián Panisello (1963)
à 5 (9 min)

1. Assymmetrical butterflies
2. Free, impulsive
3. Fluent

*   Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Música y Ópera
** Estreno absoluto

Programar música de nuestro tiempo va demasiado a menudo de la mano de la generación de un contexto, más aún, de un discurso que explique el porqué de tal o cual propuesta de escucha. Estos pueden ser a veces enriquecedores, pero también tan fútiles que las músicas se empobrezcan por todo el armazón conceptual que se quiere hacer recaer sobre ellas. Viene esto a colación de un concierto como el que esta tarde propone el conjunto PluralEnsemble. Sobre los atriles, una reunión de seis compositores en no pocos sentidos disímiles, pero cuyas obras, propuestas así, de esta exacta manera, configuran no solo un suculento inventario de estéticas diversas, también se incardinan formando un relato libre y abstracto donde cada oyente podrá conjugar el suyo propio, sin condicionamiento alguno. Excusatio non petita, accusatio manifesta; estas líneas solo aspiran a ser, entonces, un posible apoyo a la escucha que tanto merecerá ser refrendado como contradicho.

Philip Glass
Dúos del Doble concierto para violín y violonchelo (selección)

En su vasto catálogo, el compositor Philip Glass, singularmente en las piezas pertenecientes a su época más tardía, ha trabajado con denuedo la música de cámara en sus formatos más clásicos (se piensa en obras como su Sonata para violín y piano o Songs and Poems para violonchelo solo). Durante bastantes años, acarició la idea de componer un Doble concierto para violín y violonchelo con el modelo canónico del de Brahms allá al fondo.

El músico de Baltimore hace bastantes años que aplacó su revolución minimalista y, con ello, se apeó de tentaciones rupturistas. Sin embargo, no ha dejado de repensar su lenguaje y también de tantear nuevas posibilidades expresivas. Por esta razón, en su Doble concierto (del que se extraen los tres Dúos que inauguran el programa) no sintió necesidad alguna de que los solistas establecieran el habitual diálogo fragoroso con la orquesta. Al contrario, lo imaginó como dos mundos: violín y violonchelo anticipan en un dueto sin acompañamiento el material que luego expondrá y desarrollará el conjunto sinfónico. Así, tres duetos que preceden a cada uno de los tres movimientos orquestales, y un cuarto dúo que concluye la obra.

El primero de ellos es de un recogimiento formidable; a partir de su primer minuto (aproximadamente), surgirá una típica secuencia glassiana, una modulante melodía de íntimo dramatismo. En el segundo se anticipa el nudo dramático del concierto: el dúo se torna romántico y concentrado pese a la brevedad con la que se exponen los afectos. Concluye el tercero con un tono basculante, preso de una cierta melancolía, por más que en su tramo conclusivo vire hacia un aire más de danza.

Alberto Carretero
Étude de vélocité

En contraposición a la levedad de Glass, los primeros compases del Étude de vélocité de Alberto Carretero (receptor de sendas becas Leonardo de Investigación Científica y Creación Cultural, 2021 y 2023) son rotundamente aseverativos y convulsivos. Cuando todavía la partitura ni siquiera acaricia su primera década de existencia, es posible afirmar que el compositor sevillano ha madurado y agigantado su gramática sonora. Este Estudio, tercero de una serie de trabajos en los que reflexiona sobre conceptos universales como la intensidad y la fragilidad, es buena muestra de ello.

Es, no se pierda de vista, una página importante, porque están expresadas aquí de forma nítida las constantes expresivas que Carretero mantiene vigentes en su música de cámara, poseedora de un sentido de la aceleración que alcanza lo paroxístico en su vídeo-ópera Renacer. En palabras de su autor, referidas a la pieza propuesta, «el tema elegido ha sido la velocidad y sus distintos niveles de percepción, planteada también como juego de estímulos para el oyente. Para ello, se utilizan técnicas de composición inspiradas en el montaje cinematográfico, los movimientos de cámara y la rapidez en los cambios de planos».

«El material musical corresponde, en muchos casos, con acciones que tienen lugar en lapsos temporales de diferentes duraciones y velocidades internas, lo que permite diversas escuchas del mismo gesto según el nivel de detalle que se percibe, así como en función de las repeticiones que se suceden en forma de loop y los espacios sonoros que estas crean».

La alusión a lo visual (concretizada en otra obra posterior, la narrativa El retablo de las maravillas) es fácilmente advertible en la agitación textural, en la que la idea de presteza está diáfanamente explicitada, con oleadas de timbres y encabalgamientos que se solapan hábilmente en la audición.

Pasquale Corrado
Ozone

Comparte Pasquale Corrado en Ozone (en el que será su estreno en España) con Carretero una querencia similar por escrutar las cualidades aéreas del sonido, aquí mucho más intensamente analizadas. Si un experimentador radical como Roland Kayn dedicó su vida al esculpido de obras de carácter gaseoso mediante la cibernética, el francés, en una partitura de pequeñas dimensiones como la que nos ocupa, también ausculta una posible concretización del gas ozono en su doble realidad química: como importante fluido de cualidades terapéuticas, pero también como tóxico a determinadas concentraciones.

En su traslado a materia sonora, Corrado ha tratado de comprimir y descomprimir el material, sometido a una transformación rítmica constante, pero también ha querido su análisis tímbrico (o, cabría decir, molecular) buscando, por ejemplo, en las resonantes notas del piano la índole más vaporosa del gas. También se aprecia en los trémolos del clarinete y en los armónicos de las cuerdas, como si la pieza buscara expandirse auditivamente (y casi, visualmente) por la sala hasta su evaporación final mediante lentos glissandi ascendentes y pizzicati en el arpa del piano.

Sofia Gubaidulina
Trío de cuerdas

Tras unas músicas, como las dos precedentes, fluctuantes y cargadas de pulsación, el Trío para cuerdas de Sofia Gubaidulina mueve el concierto hacia otro lugar igualmente rico en sugerencias pero que pertenece no solo a otra latitud, también a otra manera de pensar el sonido. Adquiere además su interpretación una especial y luctuosa pertinencia por cuanto que la compositora tártara falleció el pasado mes de marzo.

El Trío, dedicado a la memoria del escritor Borís Pasternak (Premio Nobel en 1958, en la cultura popular famoso por su novela El doctor Zhivago), tiene entonces un tono no tanto fúnebre, pero sí austero y concentrado. Pertenece a una época en la que la compositora empleó la serie de Fibonacci como principio organizador para regular diversos parámetros de su música, como el ritmo y las proporciones formales (incluyendo esto incluso el número de acordes, la extensión de las frases melódicas y la relación entre las distintas secciones). Redundando en esta idea, podrá comprobarse cómo Gubaidulina explora la comunicación entre los tres intérpretes. Primero, todos en interacción (con algunos unísonos lacerantes); luego, en dúo de violín y violonchelo frente a la viola; y, finalmente, con aportaciones individuales de cada solista en el tercer movimiento, en el que, con atención, veremos como espejean esquejes micropolifónicos que entroncan con el estilo de un György Ligeti.

Gregory Vajda
From Left to Right REMIX

Tras la expresión hiperconcentrada del Trío de Gubaidulina, el grupo se traslada a otro universo, el que propone el clarinetista y compositor húngaro Gregory Vajda en su pieza From Left to Right REMIX, que se presenta como estreno absoluto y nace dedicada a PluralEnsemble.

De la desinhibición con la que el autor aborda la escritura habla de forma preclara la nota introductoria que puede leerse en la partitura y que reproducimos, traducida, a continuación:

«Ritmo, tono y cualidades sonoras, nada más. Podría haberla titulado Música para cinco, pero no soy un compositor minimalista. Podría haberla llamado Sonata, pero entonces pensaríais que intento subirme a la ola retro. Podría haberla titulado Quinteto, pero, en ese caso, ¿a quién le interesaría escucharla? Siempre envidié a los artistas capaces de escribir un manifiesto; yo no soy de ese tipo de autores. Componer esta pieza ha sido lo más cerca que he estado de escribir uno. Esta obra no es una declaración. Esta obra no tiene programa. Esta no es una música que pretenda ser socialmente relevante. No es una inmersión profunda en mi propia psique ni en el inconsciente colectivo. Esta música carece de una forma predeterminada y de bloques prefabricados. No posee fractales, tampoco algoritmos. Sin referencias a la cultura pop. Incluso me niego a seguir mis hábitos. Sin citas, sin alusiones a otras músicas, sin inspiración concreta. Sean cuales sean las asociaciones que hagas al escucharla, son tuyas.

Tengo más de 50 años. Llevo haciendo música desde que tenía seis. Con eso debería bastar. Compongo “de izquierda a derecha”, una nota tras otra. La forma surge. La música es música. Pero HAY MÚSICA, no solo un ruido atractivo que acompaña a una atracción visual. Esto es importante para mí. Hay música: RITMO, TONO y CUALIDADES SONORAS. Mi minimanifiesto, si lo deseas. ¡Por favor, ESCUCHA! ¡Escucha y DISFRUTA!»

Fabián Panisello
à 5

Concluye el concierto con otra pieza del puzle que configura esta panorámica posible de la música actual. Escrita por el director de PluralEnsemble, Fabián Panisello (receptor de una Beca Leonardo de Investigación Científica y Creación Cultural 2015), à 5, ideada para el conjunto sevillano Taller Sonoro, representa un modo de reelaboración muy particular de una creación mayor de su catálogo como es el teatro musical Les Rois Mages.

Es una partitura muy esclarecedora de su lenguaje, en la que el ritmo y una escritura virtuosa (por su autoconsciente complejidad técnica) vertebran tres secciones en las que se conjugan sagazmente estructuras posboulezianas y otras cuya tímbrica entronca con una revisión personal del espectralismo francés. Panisello además trabaja con fruición la interválica y genera pasajes en los que asoma tímidamente la tonalidad, y no rehúsa momentos de un gran preciosismo sonoro, como sucede en la segunda parte de la obra, en donde irrumpen, deconstruidos, fragmentos de tres corales del Oratorio de Navidad de Bach, antes de que, en su tramo final, la música vuelva a cargarse de una energía motriz característica del compositor argentino.

Ismael G. Cabral