Maika y Sara Gómez llevan la txalaparta a una dimensión y lenguaje únicos a través de la simbiosis de los tres elementos que componen el instrumento: la madera, el hierro y la piedra. Su percusión es un ejercicio de improvisación rotunda que se  apropia del espacio, creando un nuevo lugar sonoro que dibuja un círculo íntimo en torno a la propia experiencia vital y que apela directamente a la emoción de quien las escucha.

El origen de la txalaparta es aún un misterio, si bien las distintas teorías vinculan el uso del instrumento, en cuanto que elemento de comunicación, a las labores del campo, como el proceso de elaboración de sidra, o a distintos rituales y celebraciones. Prácticamente olvidada, fue rescatada en un proceso lento a partir de la década de los sesenta. Actualmente, su principal función sigue estando ligada a las celebraciones populares. El sonido de este instrumento evoca el trote del caballo y los latidos del corazón mediante su sonido ttukun, de ahí el nombre de este dúo: Ttukunak, que ha llevado la txalaparta a un espacio musical sofisticado donde se cruzan el jazz experimental y la música contemporánea.